Vivo entre muchos libros y extraigo una gran parte de mis ganas de vivir del hecho de que aún leeré la mayoría de ellos. (Elias Canetti)

miércoles, 31 de octubre de 2012

ANDRÉ GORZ. CARTA A D. HISTORIA DE UN AMOR

Hola, buenos días. Bienvenidos un miércoles más a Todos los libros un libro, el espacio de Radio Universidad de Salamanca en el que cada semana os ofrecemos una propuesta de lectura que pueda resultaros de vuestro interés y de vuestro agrado. Hoy os traigo un pequeño libro, un pequeño gran libro. En su reducida extensión, en sus breves cien páginas de formato recortado, recogidas en un precioso volumen que cabe en una mano, salen a nuestro encuentro, sin embargo, infinidad de sensaciones, se nos ofrecen multitud de motivos de reflexión, nos embargan muy variados sentimientos, pues el libro, el diminuto libro, tiene en sí la potencia generadora de toda obra maestra, la capacidad de conmover, de emocionar, de crear mundos, de perturbar, de cambiar -no exagero- nuestras vidas. Se trata de Carta a D. Historia de un amor, su autor es André Gorz y ha sido publicado por la editorial Paidós, en su colección El arco de Ulises, en traducción de Jordi Terré.

André Gorz era -y digo era porque falleció en 2007 en circunstancias que tienen mucho que ver con el libro que ahora os presento- un filósofo y periodista judío nacido en Viena pero radicado en Francia durante gran parte de su vida. Marxista por formación y convicción, fue cofundador del prestigioso semanario Le Nouvel Observateur, de inspiración socialdemócrata, conoció a Jean Paul Sartre, a Simone de Beauvoir, a los grandes pensadores e intelectuales de la época, fue él mismo un referente ideológico en los jóvenes rebeldes de varias generaciones, la del 68 incluida. Divulgador de las corrientes de pensamiento más avanzadas y progresistas de su tiempo, construyó, a su vez, su propia obra teórica, con una orientación claramente libertaria y radical que le llevó a desembocar, a finales de los años setenta del pasado siglo, en el ámbito de la ecología como modo de lucha política.

En septiembre de 2007, Gorz, de 84 años, y su esposa Dorine, de 82, se suicidaron en su domicilio de Vosnon. Ella estaba aquejada de una terrible enfermedad degenerativa, que la torturó durante los últimos veinticinco años de su vida y que se había visto agravada por un cáncer. Ambos, unidos por un amor cimentado durante casi sesenta años de vida en común, habían decidido que ninguno de ellos sobreviviría al otro. Carta a D. Historia de un amor es el relato, en primera persona, en la voz del propio André Gorz, de esta poderosísima, intensa y emotiva historia amorosa. Pocos meses antes de morir, el filósofo escribe esta carta a su mujer en la que repasa su vida juntos, desde aquel lejano 23 de octubre de 1947 en que se encontraron, y en la que narra, con el telón de fondo de su evolución y trayectoria intelectuales, las vicisitudes, los claroscuros de su apasionado y fecundo y romántico y conmovedor amor.

Debo confesaros que el personaje del autor, de este André Gorz excesivamente analítico y racional, frío y metódico, a mí me ha resultado desagradable, un hombre aparentemente algo insensible, dominado por la fidelidad espartana a unas ideas, por el control férreo de las emociones y por el sometimiento de éstas al dictado de la siempre algo inhumana -por exigente y rigorista- razón. Pero cuando con ochenta y dos años, en el momento de la verdad de su vida, podríamos decir, recapitula y cae en la cuenta de que, más allá de las teorías, más allá de las convicciones, más allá de la sujeción estricta a unos principios bastante dogmáticos, su mujer, esta Dorine brillante y atractiva, inteligente y bella, que ha estado a su lado durante seis décadas, ha sido, es, lo más importante de su vida, cuando eso ocurre, el personaje cobra una nueva dimensión y nos damos cuenta de que esta carta, esta conmovedora y sensible y tristísima carta, que leemos casi siempre al borde de las lágrimas, lo salva, lo humaniza, lo hace admirable, mucho más que todas las aportaciones teóricas por las que, supuestamente, pasará a la historia del pensamiento occidental.

Leed esta sobrecogedora Carta a D. Historia de un amor, de André Gorz, publicada por Paidós. Son apenas cien brevísimas páginas, pero la impresión que dejará en vuestras vidas, no lo dudéis, será enternecedora e imborrable. Os dejo ya con un par de fragmentos de la obra, uno con el que se abre la carta y otro que le pone término. Espero poder transmitiros con ellos parte de la mucha intensidad de un texto magnífico, una verdadera obra maestra. La larga pieza musical que acompaña esta entrada es la interpretación que hace Kathleen Ferrier de Frauenliebe und leben (El amor y la vida de una mujer), la obra Robert Schumann sobre un ciclo de poemas, escritos en 1830, de Adelbert von Chamisso, y que se cita en ese texto final que pone cierre a la emisión.


Acabas de cumplir ochenta y dos años. Has encogido seis centímetros, no pesas más de cuarenta y cinco kilos y sigues siendo bella, elegante y deseable. Hace cincuenta y ocho años que vivimos juntos y te amo más que nunca. De nuevo siento en mi pecho un vacío devorador que sólo colma el calor de tu cuerpo abrazado al mío. Tengo que repetirte con sencillez estas pequeñas cosas antes de abordar los problemas que desde hace poco me atormentan. ¿Por qué estás tan poco presente en lo que he escrito si nuestra unión ha sido lo más importante de mi vida? ¿Por qué en mi obra principal presenté una imagen falsa de ti que te desfigura? Ese libro debía mostrar que mi compromiso contigo constituyó la inflexión decisiva que me ha permitido querer vivir. ¿Por qué, entonces, elude tratar la maravillosa historia de amor que habíamos empezado a vivir siete años atrás? ¿Por qué no dije lo que me fascinó de ti?

Recién acabas de cumplir ochenta y dos años. Y sigues siendo bella, elegante y deseable. Hace cincuenta y ocho años que vivimos juntos y te amo más que nunca. Hace poco volví a enamorarme de ti una vez más y llevo de nuevo en mí un vacío devorador que sólo sacia tu cuerpo apretado contra el mío. Por la noche veo a veces la silueta de un hombre que, en una carretera vacía y en un paisaje desierto, camina detrás de un coche fúnebre. Es a ti a quien lleva esa carroza. No quiero asistir a tu incineración; no quiero recibir un frasco con tus cenizas. Oigo la voz de Kathleen Ferrier que canta Die Welt ist leer. Ich bin Nicht lebend mehr. [El mundo está vacío, no deseo vivir más], y me despierto. Espío tu respiración, mi mano te acaricia. A ninguno de los dos nos gustaría tener que sobrevivir a la muerte del otro. A menudo nos hemos dicho que, en el caso de tener una segunda vida, nos gustaría pasarla juntos.


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