INMA MONSÓ. UN HOMBRE DE PALABRA
Hola, buenos días. Bienvenidos un miércoles más a Todos los libros un libro. Como cada semana, aquí estamos en Radio Universidad de Salamanca, para ofreceros nuestra particular sugerencia de lectura, lo que hacemos mediante la recomendación de un libro que escojo siempre con la pretensión de que pueda entreteneros, de que pueda interesaros, de que pueda, por qué no, conmoveros, apasionaros, entusiasmaros, incluso emocionaros. Y hablar de emociones es hoy especialmente adecuado dada la propuesta que traigo para vosotros esta mañana, un libro que respira sentimiento y ternura, tristeza y dolor, añoranza y amor. Se trata de Un hombre de palabra, su autora es Imma Monsó, y fue publicado por la Editorial Alfaguara en los últimos meses de 2006.
Un hombre de palabra es una novela, es por lo tanto ficción, pero con una muy fuerte base real hasta el punto de que podemos hablar sin exageración de novela autobiográfica. Es cierto que, como decía Borges, todo lo que uno escribe resulta, a la postre, autobiográfico, tanto si abiertamente afirmamos ‘yo nací en tal sitio en tal fecha’ como si de un modo aparentemente inventado contamos que ‘un rey tenía tres hijas’. Detrás de nuestras frases está, explícita o velada, nuestra vida. Pero en el caso de Un hombre de palabra los puntos de confluencia de la novela con la realidad ‘real’, digámoslo así, son muchísimos, son, de hecho, todos, y constituyen por ello el cuerpo central de la narración. Cuando Imma Monsó contaba cuarenta y tres años, hace ahora algo más de diez, su pareja durante los últimos dieciséis, el hombre con el que vivía, el hombre de su vida, murió repentinamente dejando truncada así no sólo su propia existencia, prematuramente interrumpida, sino también una fecunda relación personal y una extraordinaria historia de amor, hecha de camaradería y pasión, de complicidad y compromiso, de encantamiento, comprensión y cariño. En la novela, Imma Monsó, tomando con eje ordenador el momento, terrible y decisivo, de la muerte de su pareja, nos cuenta su vida con él, sus recuerdos, sus proyectos, las anécdotas de su vida en común, y reconstruye, con una intención en cierta medida también liberadora, catártica para ella, la presencia, esencial en su vida, de este hombre que representó el amor feliz, el amor logrado.
El libro está organizado en dos series alternas de capítulos, los capítulos A y los B, que pueden ser leídos de modo autónomo, como sugiere en la introducción la propia autora. En los capítulos A, A de amante, de afecto, de acurrucarse, la protagonista, que se hace llamar Lot no tanto para encubrir la realidad sino -a mi juicio- para conseguir un distanciamiento literario, habla del pasado, de cómo conoció al que sería su marido, al Cometa, como lo designa en la novela, de cómo fue su vida con él, de los recuerdos, de la añoranza, de los viajes, de la aventura intelectual y existencial vivida a dos. En los capítulos B, Lot nos cuenta el futuro, tras la desaparición del Cometa, el dolor, el recuerdo, la tristeza, los intentos de salir adelante, la nueva vida, a solas con su pequeña hija. Es una B, dice la autora, de bárbaro, de brutal, de broma pesada, de brotar de nuevo.
El resultado de esta conjunción de dos grandes líneas de fuerza es una obra magnífica, intensa, conmovedora, que nos sobrecoge por su cercanía y su sinceridad. Confío en que os decidáis a leerla y que, entonces, pueda emocionaros.
Voy a dejaros -hoy mi comentario es especialmente breve, mis ocupaciones laborales me impiden un mayor detenimiento en el análisis- con un texto extraído de la novela, que refleja algunas de las líneas maestras por las que el libro se desenvuelve. Como cierre musical a mi reseña de hoy, una canción, Sand and water, en la que su autora, Beth Nielsen Chapman, habla de la muerte de su marido.
Desde que le conociste, lo has pensado. Desde que te fundiste con él, has pensado: ‘Si él no está, yo tampoco quiero estar’.
¿Y entonces? ¿A qué esperas? Durante años habéis hablado de ello: hasta que llegó vuestra hija, porque cuando se tienen hijos, uno no puede decir ‘sin ti no quiero vivir’ sin amedrentar al otro de mala manera. En cierto modo, se puede decir que durante años os lo habéis prometido. Pues si no, ¿qué significa ‘no puedo vivir sin ti’? ¿Es una mentira? ¿Es una metáfora? ¿Qué es, exactamente? Quizá es que todo te lo tomas al pie de la letra, es un defecto que siempre has tenido.
Pero ahora es el momento de pensar en ello: ¿cuál es el sentido literal de una frase como ésta? No es una frase rara. Las parejas, cuando llevan un tiempo unidas, acostumbran a pronunciarla como prueba de su entrega mutua: ‘Ya no puedo concebir la vida sin ti’. Anoche, sin ir más lejos, abrí un libro de Saul Bellow y encontré una dedicatoria a su mujer. ‘A Janis, la estrella sin la cual no podría navegar’. Pensé: ¿No? Pensé: Habría que verlo. Si Janis desaparece, ¿seguirá navegando? ¿Qué expresamos cuando decimos esto? ¿La intensidad que de ningún otro modo podríamos expresar? ¿Y hasta que punto se trata solamente de un modo de hablar?
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