Vivo entre muchos libros y extraigo una gran parte de mis ganas de vivir del hecho de que aún leeré la mayoría de ellos. (Elias Canetti)

miércoles, 18 de abril de 2012

VIKRAM SETH. DOS VIDAS

Hola, buenos días. Sed bienvenidos una semana más a Todos los libros un libro, el pequeño espacio literario de Radio Universidad de Salamanca, desde el cual os hacemos llegar, cada miércoles, una nueva recomendación de lectura. Hoy os traigo un libro singular que, pese a estar publicado en una colección que alberga casi exclusivamente ficción, sobre todo novelas -la serie Panorama de narrativas de la editorial Anagrama-, no pertenece a este género, sino que se desenvuelve en un territorio híbrido, a caballo de la biografía, la recreación histórica o, incluso, la autobiografía. Se trata de Dos vidas, su autor es el indio Vikram Seth y vio la luz, como digo en la editorial Anagrama, en el año 2006.

En agosto de 1969, Vikram Seth abandonó su Calcuta natal, en donde había nacido sólo diecisiete años antes, y recaló en Londres con la intención de cursar el bachillerato superior en Tornbridge, un internado que lo iba a acoger, becado, debido a las excelentes notas que había sacado en sus estudios en la India. El joven Vikram ya conocía Inglaterra, pues en dos ocasiones anteriores, aunque muy pequeño y por escasos días, había visitado la cuna del Imperio Británico. Sus recuerdos, por ello, eran casi inexistentes, y los que perduraban, extraordinariamente vagos. En esta tercera visita, las cosas iban a ser diferentes, pues le esperaban varios años de contacto con la realidad inglesa, en particular la londinense. En Londres, viviría con un tío abuelo suyo, hermano de su abuelo materno, el doctor Shanti, y su mujer, la tía Henny, una judía alemana que había logrado huir del terror nazi en 1939 y se había instalado en la capital británica.

En la primera parte de Dos vidas, Vikram Seth cuenta cómo se produjo el encuentro con sus tíos abuelos, cómo se desarrolló la convivencia con ellos en aquellos años y cómo sus personalidades, lo peculiar de la relación entre ellos dos, la sospecha de un sugestivo pasado oculto, lo llevaron a interesarse progresivamente por sus existencias, por unas trayectorias vitales que él imaginaba fascinantes y envueltas en oscuros secretos, hasta el punto de concebir la idea de escribir una biografía paralela de sus dos vidas.

A partir de este comienzo, en las restantes secciones del libro, Vikram Seth relata la vida de sus dos parientes. La de su tío abuelo Shanti, sobre la base de las frecuentes conversaciones con él: su abandono de la India natal, sus estudios en Alemania -en donde conocerá a una joven Henny- e Inglaterra, su inicios profesionales como Doctor en Odontología, su participación en la Segunda Guerra Mundial, sus destinos en Egipto e Italia, la pérdida de un brazo en una acción bélica en Monte Cassino, su vuelta a Londres, la reanudación de su carrera profesional, aparentemente limitada por su invalidez, el reencuentro y la muy tardía boda con Henny, sus amigos, sus relaciones familiares, sus preocupaciones, sus manías, su acomodada vida, su enfermedad, su decadencia, su muerte. Vikram repasa también la vida de su muy hermética tía abuela Henny, en este caso a partir del encuentro fortuito, tras su muerte, que ocurriría nueve años antes que la de su marido, de un baúl repleto de cartas y documentos, que le permitirán reconstruir la terrible experiencia vital de esta mujer en el Berlín de los años treinta, la inicial placidez de la vida juvenil, su amor por Hans, la desenfadada felicidad de las amistades de juventud, pero, pronto, también, el avance imparable del horror nazi, la progresiva repercusión del delirio hitleriano en la vida de la comunidad judía berlinesa, las ambivalentes reacciones de los vecinos, de los conocidos, de los amigos, ante la asesina irracionalidad nacionalsocialista, su afortunada huída a Inglaterra, abandonando a su madre y a su única hermana, que no sobrevivirían a los campos de concentración, su reencuentro en Londres, años después, con Shanti, su matrimonio y su vida en común.

Sobre el entramado formado por el relato de estas dos vidas, Vikram Seth, toma, además, distancia y relata también el acontecer del mundo en el siglo XX. Dice el autor, en un momento del libro: Mi lente, en su mayor parte, se ha acercado con su zoom a mis dos personajes. Pero de vez en cuando se ha abierto en un gran angular y ha abarcado la historia del siglo que habitaron. Es cierto que los siglos son unidades arbitrarias -determinadas, entre otras cosas, por la fecha mal calculada del fundador de una religión y el número de dedos de nuestras manos-, pero como otorgamos a estas unidades una trascendencia espuria, esa trascendencia acaba siendo verdadera. Las vidas de Shanti y Henny abarcan casi por entero una de esas unidades arbitrarias, el siglo XX. Los dos nacieron en 1908; Henny murió en 1989, Shanti en 1998. Muchas de las grandes corrientes y movimientos del siglo se reflejan en los sucesos de sus vidas, y en los de sus amigos y parientes: el Raj, el movimiento por la libertad de la India, la India posterior a la Independencia; el Tercer Reich; la Segunda Guerra Mundial; la Alemania de posguerra, incluyendo la división de Berlín, el bloqueo y el puente aéreo; la emigración de los judíos de Alemania en los años treinta (algunos amigos de Henny acabaron yéndose a Shangai, Sudáfrica y California); el Holocausto; Israel y Palestina; la política, la economía y la sociedad inglesas. Muchos poderosos ‘ismos’ -el imperialismo, el nazismo, el antisemitismo, el racismo, el conservadurismo, el liberalismo, el socialismo, el comunismo, el totalitarismo- recorrieron (y a veces maltrataron) sus vidas o las de sus familias y amigos. Me pareció que el dibujo de esas vidas individuales aceptaba el complemento de algunas miradas fugaces a su siglo, aun cuando esas miradas estuvieran influenciadas por las opiniones, quizá dogmáticas, del autor. De hecho, la lente se ha vuelto hacia el que sujeta la cámara, pues este libro, además de una biografía, es también una autobiografía.

Dejadme que os haga una última mención a la traducción, la enojosa traducción de Damián Alou, y os dejo con una cita del libro que refleja, creo, la esencia de la relación entre estas dos personas, estas dos vidas extraordinarias. Enojosa, molesta la traducción de Damián Alou, trufada de catalanismos (‘venir’ por ‘ir’), construcciones imposibles en castellano (‘fue cuando […] que’), errores de colegial (el reiterado uso de la expresión de motu propio, en vez del cabal motu proprio), y, sobre todo, por lo que complica la lectura, desconcertantes contradicciones cronológicas (que, ciertamente pueden ser debidas a una defectuosa corrección de errores por parte de la editorial, o incluso a despistes del propio autor), como dar por fecha de nacimiento del tío Shanti el año 1918, con lo que la incorporación de éste a sus estudios de odontología en Berlín en 1931, narrada páginas después, resulta absolutamente extravagante; o la afirmación, sostenida en otro momento del libro, de que Shanti, tendría, en febrero de 1940, treinta y tres años, cuando pocas líneas atrás se ha insistido en su nacimiento el ocho del ocho de mil novecientos ocho…

Leed, no obstante, este magnífico Dos vidas de Vikram Seth, publicado por una esta vez poco rigurosa editorial Anagrama, seguro que os va a interesar. Como cierre musical a mi recomendación de esta mañana, un singular grupo de la India, aunque abierto a planteamientos multiculturales. Se trata de Raghu Dixit y su estupenda canción No man will ever love you, like i do.


Una vez, mientras volvían en avión de sus vacaciones en Suiza, Shanti le sugirió: ¿No sería bonito que el avión se estrellara y muriéramos juntos? Pero Henny le contestó: Yo no quiero morir. No dijo que le diera miedo la muerte. Me parece que su respuesta procede más de una sensación de satisfacción o incluso de felicidad conseguida con esfuerzo, consecuencia, en gran medida, de la seguridad de contar con el amor de Shanti.
En lo más profundo del corazón de Henny había cosas que ella nunca le reveló. Estaba el mundo en el que Shanti había nacido y se había educado, que ella decidió no conocer. Había muchas cosas que no comprendían el uno del otro. No eran almas gemelas. La suya era una camaradería basada en la confianza mutua más que en las confidencias.
Compartían una fe en las aptitudes, el carácter y el amor del otro. Es posible que no fuera una pasión correspondida, pero sí se preocuparon el uno del otro, mucho y hasta el último momento. Ante el acoso de la vida, aislados en el mundo, fueron el uno para el otro un refugio fuerte y seguro.
¿Hay algo perfecto? En un mundo con tanto sufrimiento, aislamiento e indiferencia, hay que dar gracias de que algo sea lo bastante bueno.


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