Vivo entre muchos libros y extraigo una gran parte de mis ganas de vivir del hecho de que aún leeré la mayoría de ellos. (Elias Canetti)

miércoles, 19 de septiembre de 2012

RUY CASTRO. BOSSA NOVA. LA HISTORIA Y LAS HISTORIAS

Hola, buenos días. Bienvenidos una semana más a Todos los libros un libro. Desde aquí, desde el 89.0 de Radio Universidad de Salamanca, os traigo cada miércoles una nueva recomendación de lectura, seleccionando para vosotros un libro, siempre de calidad, que según mi personal criterio pueda ser de vuestro agrado. Parto de la presuntuosa base, permitidme esta pequeña confidencia, de que los libros que a mí me gustan pueden interesar también a cualquier persona. No me considero alguien con un especial conocimiento literario, no soy un crítico, ni un experto, ni un profesional de la literatura, soy un aficionado a la lectura, un entusiasta devorador de libros, como probablemente lo seáis muchos de vosotros, y por ello estoy persuadido de que las novelas, los poemas, los cuentos, los ensayos que a mí me apasionan, me seducen, me conmueven o me emocionan, necesariamente deben -en la mayor parte de los casos- produciros a muchos de vosotros los mismos benéficos efectos.
 
Hoy quiero presentaros un libro de difícil adscripción en esa casi siempre algo reduccionista catalogación por géneros, pues se trata de un texto que, siendo de manera principal una obra divulgativa, es, a la vez, un exhaustivo y muy documentado reportaje periodístico; es una crónica histórica, modesta pero fidedigna, de una época muy relevante de la vida de un país, Brasil, en las décadas de los 40, 50 y 60 del pasado siglo; es un ensayo, ligero y nada denso, pero instructivo y revelador, sobre un estilo de la música brasileña, la bossa nova, que no sólo ha cambiado el modo de hacer música en el país sudamericano, sino que ha impregnado la escena musical en el mundo entero, de Estados Unidos a Japón, y todos los géneros, del jazz al pop; es, por último, una narración apasionante, que se lee como una novela, pues nos cuenta las vidas de unas decenas de personajes que protagonizaron hace ahora cincuenta años un cambio fundamental no sólo en el arte sino también en la vida y las costumbres de toda una nación.
 
Pero vayamos con el libro, que con tanto prolegómeno aún no os he dado cuenta de su referencia. Se trata de Bossa Nova. La historia y las historias, su autor es el periodista brasileño Ruy Castro y aunque su primera edición en Brasil es de 1990, y la más reciente, también en dicho país, de 2001, ha sido publicado en España, con traducción de José Antonio Montano, por la Editorial Turner el pasado 2008, coincidiendo con el quincuagésimo aniversario de la aparición de Chega de saudade, la canción de Joâo Gilberto que, de manera unánime, pasa por ser el origen de ese movimiento musical que convulsionó la sociedad brasileña a partir de 1958: la bossa nova. Con esa misma intención conmemorativa dejadme apuntaros también otra referencia del mismo autor, esta no traducida aún al castellano. Se trata de Ela é carioca, una completísima enciclopedia, con decenas de sugestivas entradas, centrada en A Garota de Ipanema, La chica de Ipanema, la legendaria creación de Vinicius de Moraes y Antonio Carlos Jobim, que este verano cumple también cincuenta años. En los pasados días veraniegos me he acercado al original en portugués; espero daros cuenta aquí de sus muchos puntos de interés si llega a traducirse en España.
 
Chega de saudade vio la luz en el año 1958, primero, en abril, en la versión de Elizete Cardoso, y meses después, en agosto, en un LP (no sé si todavía os dice algo esta denominación), con la interpretación genuina de su autor, Joâo Gilberto. Ruy Castro recoge en su libro las circunstancias, los acontecimientos, las historias, las peripecias, las anécdotas que desembocaron en esa canción y ese disco que inauguraron la bossa nova. Remontándose a 1948, el autor nos sitúa en Juazeiro, un pequeño pueblo de Bahía, de donde era originario el compositor. Y desde ahí, y con una desbordante profusión de datos, de referencias, de informaciones, Ruy Castro cuenta la vida no sólo del propio Joâo Gilberto, sino de una innumerable multitud de músicos, compositores, artistas, editores, jóvenes estudiantes, locutores de radio, presentadores de televisión, cantantes, instrumentistas, fervorosos fans, periodistas, que protagonizaron una etapa de una formidable efervescencia cultural en Río de Janeiro y en Sao Paulo. Unos personajes que forman parte ya de la historia musical del siglo XX: Antonio Carlos Jobim, Vinicius de Moraes, Astrud Gilberto, Chico Buarque, Nara Leâo, Sylvia Telles, Roberto Carlos… Pero aparecen también, aunque sólo sea de manera tangencial, otros destacados exponentes de la cultura, la política y la vida social brasileñas, como el arquitecto Oscar Niemeyer o el presidente Juscelino Kubistcheck o el poeta Carlos Drummond de Andrade o tantos otros.
 
El libro rastrea los orígenes musicales del fenómeno, los conflictos con los músicos tradicionales, el intento de alejamiento de formulas sonoras arcaicas, la influencia del samba, del samba-canción (este énfasis en el matiz resulta muy interesante para quien, como yo, es profano en la materia, un mero aficionado), de la música popular brasileña, del jazz (aparecen músicos como Stan Getz, Barney Kessel, Ella Fitzgerald, Sara Vaughan), también de los crooners norteamericanos, singularmente Frank Sinatra o Nat King Cole, el descubrimiento y el significado del término bossa nova, ‘nueva manera’, ‘nuevo ritmo’. Se ilustra con profusión de anécdotas la peculiar técnica guitarrística y vocal de los músicos que fraguó en la aparición de la bossa nova; genial, en este sentido, la historia de Joâo Gilberto, cantando desde el descansillo exterior de su piso, por ver si desde una habitación interior llegaba a ser escuchado, en su afán de cantar cada vez más suavemente, de un modo más íntimo, más tranquilo … lo que conferiría a la bossa uno de sus rasgos distintivos, esa delicadeza, esa cierta languidez que caracterizan a los mejores exponentes del movimiento. Ruy Castro, aunque más joven que los protagonistas, parece haber vivido a su lado esa época, porque da cuenta de interioridades, conversaciones, cotilleos, borracheras, discusiones, chascarrillos... que sólo habiendo estado presente parece posible relatar. Ello da idea de la excelente labor periodística del autor, de la ingente documentación manejada, de las muchas entrevistas llevadas a cabo para acabar en un fresco tan enorme, que recoge veinte años (el libro nos lleva hasta finales de los sesenta) de la vida carioca y, en menor medida, también paulista. Además, en el volumen se incorporan otros materiales también muy interesantes que facilitan esta labor de recreación de una época: mapas de Copacabana e Ipanema, en Río, y de Sao Paulo, señalando en ellos los bares, los clubes nocturnos, los lugares que albergaron la efervescencia del movimiento musical y social. Hay también una muestra de más de sesenta carátulas de discos, e infinidad de fotografías de personajes y lugares, y folletos y entradas de conciertos y carteles… El libro se cierra con una fundamental discografía que recoge los discos esenciales del género, llegando hasta el año 2001. Y todo ello trufado de canciones, centenares de piezas musicales, muchas de ellas auténticos clásicos, como Corcovado, Desafinado, Se todos fossen iguais a vocé, Aguas de março o La chica de Ipanema, por citar sólo unos cuantos, que os aconsejo que suenen como acompañamiento mientras os adentráis en el libro.
 
Una lectura fascinante, muy entretenida, llena de humor, la de este Bossa Nova. La historia y las historias, del periodista brasileño Ruy Castro, publicado en España por la Editorial Turner. Os dejo con un fragmento muy revelador del libro que describe la importancia de Chega de saudade. Antes, y como no podía ser de otra manera, la excepcional canción en la versión de su autor, Joao Gilberto, con su hija, una jovencísima y todavía muy verde Bebel. Espero que disfrutéis de ambos, libro y música.
 
Charlton Heston descendiendo del monte Sinaí con los Diez Mandamientos bajo el brazo: ésa fue más o menos la sensación de los que escucharon ‘Chega de saudade’ con Joâo Gilberto por primera vez. Incluso los que ya consideraban a Jobim moderno por ‘Foi a noite’ y ‘Se todos fossem iguais a vocé’ sufrieron un shock. En menos de dos minutos, estas canciones se habían quedado tan antiguas como ‘Ninguem me ama’: reliquias del romanticismo noir de los hombres de más edad, que tenían amantes y no novia y cuya alma estaba tan llena de humo como las boîtes en las que ahogaban sus cuernos. ‘Chega de saudade’ fue una patada a la ‘era boleral’. La nueva manera de cantar y tocar de Joâo Gilberto lo iluminó todo; mucho más que ‘Copacabana’, con Dick Farney, doce años antes. (Sólo hacía doce años, pero parecía que hubiera sido en el tiempo de los pterodáctilos).
 
‘Chega de saudade’ les ofrecía, por primera vez, un espejo a los jóvenes narcisos. Los muchachos podían verse en aquella música tan bien como en las aguas de Ipanema, mucho más claras que las de Copacabana. Entonces no eran conscientes de eso, pero después se sabría que ningún otro disco brasileño despertaría en tantos jóvenes el deseo de cantar, componer o tocar un instrumento. Concretamente, la guitarra. Y, de paso, acabó también con aquella tétrica manía nacional por el acordeón.
 
Una obsesión común unía a los chicos de 1958: librarse de los acordeones y pasarse a la guitarra, la cual, por otro lado, tenía mucho éxito entre las chicas. Todos creían que sus oportunidades aumentaban considerablemente con ellas si lograban ejecutar con la guitarra todo aquello que escuchaban en ciertos discos que escuchaban hasta perforarlos: ‘Dans mon île’, del francés Henry Salvador; la sensual y torrida ‘Fever’ de Peggy Lee; ‘Cry me a river’, con Julie London. Todas eran canciones extranjeras, pero, ¿qué iban a elegir? Representaban lo joven y moderno y, para ellos, nadie hacía nada parecido en Brasil. Hasta que les presentaron a Joâo Gilberto con ‘Chega de saudade’ y, a partir de ahí, sus vidas ya no serían las mismas.

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