SEBASTIÀ SERRANO. EL REGALO DE LA COMUNICACIÓN
Hola, buenos días. Sed bienvenidos un miércoles más, un curso más, a Todos los libros un libro, el espacio de recomendaciones literarias de Radio Universidad de Salamanca. Hoy, para comenzar la nueva temporada del programa, os traigo tres libros del mismo autor y unidos por un idéntico nexo común. Son libros de ensayo, de divulgación, alejados pues de la tónica narrativa, de la novelística en concreto, que es el género literario que comparece con más asiduidad en nuestra sección. Se trata de El regalo de la comunicación, El instinto de seducción y Los secretos de la felicidad; han sido escritos por Sebastià Serrano y publicados en 2004, 2005 y 2008, respectivamente, por las editoriales Anagrama, los dos primeros, y Alienta, el tercero.
Sebastià Serrano es Catedrático de Lingüística General en la Universidad de Barcelona. Es, además, experto en semiótica, filosofía, poética, lingüística y teoría de la ciencia y fundamentalmente disciplinas vinculadas al ámbito de la comunicación. Probablemente a muchos de vosotros, aunque universitarios, la mención de tan abstrusas materias científicas pueda resultaros disuasoria y haceros desatender y aun huir de mis recomendaciones de esta tarde, en un verano -aún no finalizado- que parece pensado para lecturas más ligeras, más cómodas, más “digeribles”. Pero haríais mal, porque los tres libros (y mi consejo es que os leáis los tres, en el orden natural de su publicación) son formidables, muy interesantes, están magníficamente escritos, con una prosa poética muy clara y nítida, con una escritura que sin rehuir la profundidad y el rigor reclama para sí las mejores cualidades del discurso divulgativo. Y es por todo ello por lo que los libros resultan altamente atractivos, sugerentes y, sin exageración, auténticamente fascinantes.
Una de las claves del interés de esta trilogía reside, obviamente, en la importancia que tiene la comunicación en nuestras vidas. No ya en profesiones que literalmente viven de la palabra, como el periodismo o la enseñanza, la política o la abogacía y, en general, en una sociedad que se desenvuelve mayoritariamente en el sector terciario, en los servicios, en todas aquellas actividades que implican el trato con los demás, clientes, proveedores, pacientes, compradores, público; sino que, más allá del desempeño profesional, el ser humano se comunica incesantemente, hablamos, contamos, expresamos, decimos, narramos, imprecamos, explicamos, notificamos, advertimos, avisamos, dialogamos, “chateamos”, siempre lo hemos hecho, desde que abandonamos nuestro reducido espacio de primates y articulamos nuestro primer sonido gutural, pero sobre todo y de continuo e incesantemente en este siglo de internet, de televisión, de móviles, de video conferencias, de sms, de twitter, de correos electrónicos.
El hilo conductor de los tres libros es, pues, la comunicación. El autor analiza el fenómeno desde perspectivas muy diversas y complementarias, muy atrayentes en cualquier caso. En ellos os encontraréis tanto elevadas pero muy instructivas reflexiones antropológicas sobre el ser humano y su evolución como, incluso, ‘recetas’, podríamos decir, para mejorar vuestras capacidades comunicativas, vuestras destrezas expresivas.
En el primer libro, El regalo de la comunicación, Serrano amplía el contenido de una conferencia dictada a profesionales de la enfermería y de la medicina, cuya labor profesional se desarrolla en el ámbito de los cuidados paliativos, un espacio en el que la comunicación, la cercanía física, el contacto, la empatía, resultan esenciales. El autor defiende que los secretos de la comunicación son los secretos de la felicidad y desde esa perspectiva analiza en capítulos monográficos el olor, el tacto, la voz, las caras, la mirada, la expresión corporal, lo no verbal o el saber escuchar como elementos básicos de esa comunicación.
En el segundo, El instinto de seducción, estudia la evolución de los instintos, cómo el hecho de tener que perpetuar la especie ha ido desarrollando en hombres y mujeres refinadísimos instrumentos de seducción. Cómo la ruta de la vida provocó la eclosión de la conciencia y del lenguaje, cómo fue conformando el cerebro del hombre y de la mujer y creando en ellos una suerte de sutilísimos mecanismos de comunicación y contacto, una original, delicada, compleja y muy eficaz gramática que propicia la atracción y el encantamiento, la creatividad y los afectos, la emotividad y el placer, la búsqueda, la aventura, el encuentro, los infinitos rituales de seducción, en suma.
El tercer libro, Los secretos de la felicidad, lleva un significativo subtítulo, El maravilloso poder de la conversación y se centra en la expresión de las emociones, de los afectos. El volumen comienza con una anécdota narrada por Darwin en su libro La expresión de las emociones en el hombre y en los animales. Al parecer, el naturalista, un día, preguntó a un niño de cinco años qué significaba para él ser feliz. Y el niño le contestó, contundente y sin ningún reparo en su inocencia: Hablar, reír y dar besos. Sebastià Serrano parte de esa muy acertada respuesta para hablar de la importancia de las emociones en la familia, el trabajo, la pareja. Necesitamos emociones como el aire que respiramos, ése es el principio inspirador de este magnífico librito, muy asequible, lleno de consejos prácticos, de reflexiones atinadas, de propuestas sugestivas.
No lo dudéis, pues, acercaos a estas tres sencillas, muy modestas, pero extraordinarias maravillas de Sebastià Serrano, El regalo de la comunicación, El instinto de seducción y Los secretos de la felicidad. Disfrutaréis, aprenderéis, os entretendréis, reiréis, os emocionaréis. Como ilustración musical de la temática expuesta en los libros, os dejo una canción inequívoca y redundantemente centrada en la comunicación: el grupo Talk Talk canta Talk Talk. Hasta la semana que viene.
No resulta nada osado afirmar que la queja más universal en todos los espacios de la comunicación interpersonal, es la de ‘no me escuchas’, y tampoco habría de resultarlo nada afirmar que el signo más visible de una buena competencia comunicativa radica precisamente en la capacidad de escuchar. Quien sabe escuchar pone un signo de calidad a las relaciones. Y saber escuchar quiere decir ser capaz de hacerlo con todos los sentidos, con los ojos, la cara, los oídos, las manos y todo el cuerpo, y significa darse cuenta de todas las expresiones corporales, faciales y vocales de la persona con la que conversamos. Implica saber poner los cuerpos en sincronía y quiere decir, ni más ni menos, saber mostrarse interesado o interesada. Y no creemos que sea la actividad más fácil de llevar a cabo, hasta el punto de que a menudo nos resulta mucho más cómodo hacernos los interesantes que los interesados. Saber escuchar constituye el primer peldaño de lo que denominamos escucha activa, una verdadera herramienta estratégica en el camino de la excelencia comunicativa. Camino que pasa por saber hacer preguntas empáticas, por saber parafrasear las expresiones del interlocutor, por saber alimentar la circulación del flujo informativo, por saber impulsar el diálogo, por saber dar al otro la oportunidad de mejorar, corregir u ofrecer aquello que desee. Por poner la conversación, la entrevista o la negociación en las buenas manos de la lógica y de los afectos. Por establecer, y sobre todo, mantener las buenas relaciones.
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