Vivo entre muchos libros y extraigo una gran parte de mis ganas de vivir del hecho de que aún leeré la mayoría de ellos. (Elias Canetti)

miércoles, 9 de mayo de 2012

PIERRE BAYARD. CÓMO HABLAR DE LOS LIBROS QUE NO SE HAN LEÍDO

Nací en un entorno en que se leía poco, no aprecio en modo alguno esa actividad y, de cualquier forma, tampoco dispongo de tiempo para consagrarme a ella. Sin embargo, a causa de esos cúmulos de circunstancias a los que la vida nos tiene acostumbrados, con frecuencia me he encontrado en situaciones delicadas en las que me he visto apremiado a pronunciarme a propósito de libros que no he leído.

Dado que imparto clases de literatura en la universidad, me es imposible escapar a la obligación de comentar libros que la mayoría de las veces ni siquiera he abierto. Es verdad que ése es también el caso de gran parte de los estudiantes que me escuchan, pero bastaría con que uno solo de ellos hubiera tenido la ocasión de leer el libro del que hablo para que mi curso se viera afectado por ello y estuviera expuesto en todo momento a padecer una situación embarazosa.

Por si fuera poco, soy requerido regularmente a dar cuenta de publicaciones en el contexto de mis libros y de mis artículos que, en lo esencial, se ocupan de los libros de otros. Ejercicio éste aún más complicado ya que, al contrario de mis intervenciones orales, que pueden dar lugar a impresiones sin consecuencias, los comentarios escritos dejan huellas y pueden ser verificados.

Debido a esas circunstancias que se han convertido en familiares para mí, tengo la sensación de encontrarme en una situación óptima si no para procurar una verdadera enseñanza, al menos para comunicar una experiencia en profundidad como no-lector y emprender una reflexión sobre ese tema tabú; reflexión que a menudo resulta imposible debido a la gran cantidad de prohibiciones que éste debe superar.


Hola, buenos días. Empezamos hoy así, con este sugestivo fragmento escrito por Pierre Bayard, una nueva emisión de Todos los libros un libro. El texto, llamativo, interesante, revulsivo, polémico, es el comienzo de una obra excelente de este profesor francés, la primera, creo, publicada en nuestro país. El título, también estimulante y provocador, rezumando ironía y humor, es Cómo hablar de los libros que no se han leído. La edición corre a cargo de Anagrama, y ha sido presentado hace unos meses en traducción de Albert Galvany. Teniendo en cuenta que en estos días se celebra en Salamanca la Feria del libro, convendréis en que mi propuesta no puede ser más oportuna.

Cómo hablar de los libros que no se han leído se abre con una reveladora y magistral cita de Oscar Wilde, que concentra el espíritu de todo lo que el lector se encontrará luego, en las poco menos de doscientas páginas del texto de Pierre Bayard: Jamás leo los libros que debo criticar, para no sufrir su influencia. Más allá de una superficial postura antiintelectual, de una cínica pose de oposición a los beneficios de la lectura, (cínica pues proviene de un profesor universitario, alguien que por requerimientos profesionales habita en el territorio de los libros), el ensayo del profesor Bayard plantea numerosas cuestiones de extraordinario interés para quienes nos acercamos habitualmente a la literatura: para qué leer, cuál es nuestra relación con los libros, qué prejuicios imperan a propósito de la lectura, unos prejuicios que nos hacen tan incómodo reconocer que no hemos abordado ciertos clásicos de lectura irrenunciable, que no hemos podido con ciertas presuntas obras maestras, que hemos abandonado nada más comenzarlos algunos libros que la crítica, las autoridades literarias, la publicidad, y hasta nuestro entorno, los amigos, consideran indispensables. ¿Por qué hay que leer?, se pregunta Bayard, y aun más, ¿por qué hay que leer lo que hay que leer? Reparad en que todas estas cuestiones resultan especialmente pertinentes para quien como yo se dedica a recomendar a los demás lecturas variadas, con un cierto implícito afán de proselitismo, con un inevitable y pacífico y muy leve ánimo conminatorio. Pero seguro que también vosotros, personas normales, agobiados tantas veces por las exigencias ‘morales’ de editoriales, de revistas especializadas, de suplementos literarios, de medios de comunicación, os habéis preguntado: ¿de verdad es tan esencial la última novela de Fulanito?, ¿en realidad no puedo vivir sin este supuesto gran hito en la historia de la literatura?, y sobre todo, ¿por qué tengo que avergonzarme ante nadie de no haber leído tal o cual libro? Pierre Bayard describe y delimita conceptualmente las tres coacciones que nos asaltan como lectores y que, fruto de las exigencias de los tiempos, hemos interiorizado hasta hacerlas nuestras. En primer lugar, la obligación de leer, esa especie de sacralización de la lectura en nuestra sociedad que conlleva la exigencia de leer ciertos títulos que toda persona ‘culta’ debiera conocer. En segundo lugar, la obligación de leerlo todo, la necesidad de acabar los libros que se empiezan, la prohibición de hojear meramente un texto, la mala conciencia que genera el abandonarlo antes de tiempo. Por último, y aquí la argumentación del autor es más sutil y en ella alcanza su mayor penetración y originalidad, la exigencia, reduccionista a juicio del profesor francés, de haber leído un libro para poder hablar de él.

Sobre la base inicial de este planteamiento, escéptico y algo iconoclasta, Cómo hablar de los libros que no se han leído sostiene que la mayor parte de nosotros somos no-lectores, porque hay muchos más libros publicados que tiempo para abordarlos, y ése es un hecho que ya debiera hacernos reflexionar. Pero, yendo más allá, el libro defiende que la no-lectura encierra valores extraordinarios, porque toda lectura es imperfecta, nunca leemos un libro del todo, por lo que la vertiente creativa, inventada, de la lectura es esencial, porque todo lector pone siempre algo de su parte, como señala Umberto Eco en su comentario al libro.

Partiendo, paradójicamente, de ejemplos literarios, Musil, Proust, Paul Valéry, el propio Umberto Eco, Montaigne, Graham Greene, David Lodge o Balzac, e incluso de alguna película, como la conocida El día de la marmota, Pierre Bayard analiza todas estas dimensiones de la lectura en los tres grandes apartados de su libro. En la primera parte estudia los distintos tipos de no-lectura, porque no sólo quien no lee un libro es un no-lector, lo son también, lo somos también, todos con respecto a aquellos libros que sólo hojeamos o que hemos leído y olvidado o de los que meramente hemos oído hablar. En la segunda sección de la obra, Bayard lleva a cabo un análisis de las situaciones concretas en las que podemos vernos obligados a hablar de libros que no hemos leído: en la vida mundana; frente a un profesor; cuando debemos pronunciarnos sobre un libro ante quien lo ha escrito; o cuando pretendemos usar nuestros comentarios como arma de seducción con el ser amado. Por último, en la tercera parte, se nos ofrece una serie de consejos sencillos para hablar de los libros no leídos: no tener vergüenza en sostener nuestros argumentos; imponer nuestras ideas sobre el libro, ya que éste no es un objeto fijo y cerrado que admita una sola interpretación, que tenga un único significado; inventar los libros, pues los textos son móviles, tejidos movedizos y en perpetua transformación, que se reinventan en cada lectura; o, por fin, hablar de uno mismo, porque la subjetividad, la lectura autobiográfica siempre están permitidas.

Os recomiendo este Cómo hablar de los libros que no se han leído, escrito por Pierre Bayard y publicado por la editorial Anagrama, que contiene muy interesantes reflexiones sobre la lectura. Estoy seguro de que vais a disfrutar con él. Como complemento musical a mi recomendación de esta semana, una canción sobre libros: I’m Reading a book, de Julian Smith. Hasta dentro de siete días. Adiós.

PD.- Ni que decir tiene, como habréis sospechado quienes me conocéis, que yo mismo no me aplico los bienintencionados consejos de Pierre Bayard: yo sí leo, íntegros, hasta el final, todos los libros de los que os hablo aquí. Jamás reseñaré un libro que no haya leído, ni os aconsejaré una lectura que, al menos por algún motivo, aunque sea menor, no me haya interesado. Espero que mi "excusatio non petita", no os haga extraer conclusíones erróneas...

1 comentario:

Anónimo dijo...

http://www.youtube.com/watch?v=Adzywe9xeIU